Las emociones

Advertía certero El Roto en El País del 5 de septiembre que una imagen vale más que mil cadáveres. La fotografía del niño sirio muerto en la playa hizo cambiar el aire en las redes sociales y en la realidad.Si España sólo estaba dispuesto a acoger a 2000 refugiados y llegaba alineada con Hungría, Polonia, Inglaterra y los duros de la derecha europea, el impacto de esa instantánea en la opinión publica cambió el escenario. En pocas horas se pasó de 2000 a 15000 las personas que podíamos acoger y, todo eso, sin despeinarnos. Lo mismo ocurrió en Inglaterra y en otros países de Europa Occidental. El impacto había convertido el problema de los migrantes en una cuestión humanitaria que merecían nuestra consideración. De las redes sociales a la agenda política en unas horas. Alemania se reveló generosa, las autoridades húngaras especialmente cicateras y por momentos inhumanas, España rebajó el perfil y a "esperar y ver". Como las emociones se esfuman tan rápido como llegan, es probable que pronto las personas se vuelvan a convertir en problemas y sus necesidades vuelvan a ser amenazas. Entonces volveremos a hablar de seguridad, de fronteras y de vallas. Uno de las primeras acciones que agitaron las conciencias venía de Islandia, su gobierno sólo estaba dispuesto a acoger cincuenta sirios pero los islandeses se movilizaron para ofrecer sus casas. A los pocos días fue tal la agitación que al gobierno no le quedó otra que aumentar la oferta de acogida. Hace unos años el músico sirio Omar Souleyman remezcló un tema de la islandesa Bjork para redibujar y dar brillo a un una canción de belleza contagiosa. Bien venidos a Globópolis en nuestra tercera temporada; mientras apostemos por la belleza, la colaboración y la solidaridad hay esperanza. mono3



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