Hay una historia muy emotiva que cuenta el propio David Bowie en un momento de su actuación en el programa Storytellers de Vh-1. Deben ser los primeros 2000 y se le ve sentado en actitud más de monologuista que de cantante, aunque tenga al grupo detrás. Con un tono de stand-up que deviene en íntimo, nos cuenta que él y Iggy Pop eran dos chicos traviesos que se fueron a Berlín para aprender a ser buenos. De aquellos años recordaba un mañana, tras una noche especialmente loca, en que se encontraron en una cafetería que solían frecuentar para contarse las hazañas de la noche anterior. Esa mañana Iggy, Jim, contó algo extraordinario, había ido a un bar punk en el aniversario de la construcción del muro. Había una fiesta de celebración y habían construido una réplica casi exacta. Cuando dieron las doce, una cincuenta de punkis enloquecidos se abalanzaron sobre el muro y a bocados y puñetazos lo destrozaron. Pero lo que más le impresionó fue lo que vino después. Tras destrozarlo, en pequeños grupos, los punkies se sentaron por los rincones del local y comenzaron a llorar amargamente. Estaban desolados y no podían parar. Después de aquello, Iggy y Bowie compusieron una canción que iba de todo aquello; de invasión y de explotación.
(…) Nunca antes habíamos visto nuestro muro de Facebook tan abatido y tan tierno. Muchas historias y recuerdos se han vertido en los últimos siete días. Recuerdo uno que nos emocionó. Contaba un chico que una vez se encontró a David por la calle y le dijo:- Eh David ¿Le podrías escribir una canción a mi hija?- Por supuesto- dijo el Duque Blanco- y escribió China Girl. La Línea del Cielo. Programa 85.(16/2/ 2016)
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