viernes, 11 de marzo de 2011

Francisco Camps Machine

Francisco Camps es una estrella mediática que vive el vértigo de ver como su imagen aumenta los indicies de audiencia. Es un valor en alza en los medios porque su presencia aporta valor añadido al producto. El presidente valenciano es uno de esos generadores de información trans que no se ciñe al nicho de los consumidores de noticias políticas y que es capaz de llamar la atención de los guionistas y productores de programas de entretenimiento, talk shows, late nights, columnas de opinión, viñetas de humor y pronto hasta de la crónica social. Todo en él es relevante,lo que dice, como lo dice, como viste, sus pulseras, su sonrisa, su piel bronceada. Es un personaje que marca tendencia, un guía, un referente. Es la vanguardia del tsunami conservador que está por llegar. Sus hipérboles y sus arrebatos patrióticos se han convertido en el nuevo libro de estilo del PP valenciano. De lo local a lo global. Trajes, Gürtel, infantilización del discurso. El personaje se hace líquido y se olvida de los datos de morosidad y de deuda. El crea su realidad y su entorno lo aplaude y lo proyecta en sus periódicos, en sus televisión y en sus radios. La banda de los imputados ha hecho de él un referente, un líder que sonríe, mira al futuro y enseña el camino. Los records de paro, de mugre, los casos de corrupción, los contratos a dedo, los atropellos a la libertad de expresión, el incremento de influencia cultural de los grupos católicos más duros, el deterioro de la sanidad y de la educación, el abandono del sector industrial en la última década, la inoperancia de la política agrícola maquillada con el agua para todos y el despilfarro de una política de grandes eventos que ha dejado el presupuesto con hipotecas infinitas no hacen mella. El estadio inconcluso del nuevo Mestalla es la metáfora de la gran bancarrota, el punto final a la década en la que los hombres del presidente y los amiguitos del alma vivieron peligrosamente. En nuestro territorio quedan los restos de una arquitectura grosera, empachosa y pasada de moda. Muchos de nuestros paisajes parecen supervivientes de la tercera guerra mundial o descartes de la escena final de El planeta de los Simios. Nos puede parecer extraño pero la descripción de la realidad no hace mella en la intención de voto. El president agita debates primarios y suscita adhesiones y rechazos como la Pantoja, Julián Muñoz o cualquiera de los personajes de la factoría Salvame . Sus fans y sus detractores están siempre dispuestos a enredarse en un cruce de reproches infinito : te cambio dos Gürtels por un agua para todos y un Zp roba a los valencianos. Parece paradójico pero cuando más dura es la realidad más sube la intención de voto. En eso es como Kate Moss un autentica máquina de generar expectación que ha conseguido que los escándalos incrementen su cotización (Christian Salmon, Kate Moss Machine, Peninsula, Barcelona, 2010) .El Molt Honorable es un seductor que hace que los medios de Madrid le otorguen una cobertura que abruma por la importancia que está alcanzando. Entre el resto de presidentes autonómicos y demás líderes regionales debe despertar envidia esa hiperexposición mediática en una sociedad donde el número de referencias en Google, casi tres millones, y los amigos en Facebook marcan el nivel de relevancia social. Su gestión heterodoxa y sin complejos, su discurso a veces naif y otras hiperbólico , su sonrisa de lorazepam y la defensa de su cargo hasta el infinito y más allá se han convertido en el elemento central del debate político y han dejado a la oposición sin temas que situar en la agenda. No parece que haya nada que decir más allá de la alta costura o del valor/ precio de la amistad. La campaña socialista de las naranjas podridas viene a corroborar la situación descrita. Nos queda el consuelo del trabajo de Angel Luna y la indignación hepidérmica del aparato ante el festival Fabra-Gürtel- Brugal- Canal 9- fin de TV3- jibarización del valencià - y un doloroso etcétera. Como la izquierda mainstream no convenza al votante de que sabe cómo salir de esta o aliviar la crisis un poquito, no va pasar del 30 %. Alarte no existe para miles de votantes y tiene crudo buscarse un hueco, los medios afines a la gaviota no le dan bola y el resto prefiere antes a un presidentes de diputación que al líder socialista. El efecto Belén Estaban lo inunda todo y un Fabra o un Ripoll te da mucho más espectáculo. Blasco, que ha demostrado ser un situacionista excepcional en su dilatada carrera -riete de Guy Devord - , aconseja y da sosiego al president en la intimida mientras Cotino vela por su alma con la fuerza de la obra. Rajoy sabe todo esto y por eso le dio la mano la semana pasada frente a un grupo de fans recién llegados de Valencia que lo ovacionan mañana, tarde y noche y que no paran de hacerle fotos. Saben que cualquier cosa que su Paco Camps hace es Historia viva del pueblo valenciano. El futuro pertenece a los amiguitos del alma y la banda de la gomina lo sabe. Como dirían los Strokes : esto es lo que hay, lo tomas o lo dejas.Que estafa maestro Tecglen. mono3

3 comentarios:

  1. ;-) Estupendo! Es un placer leerte.

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  2. Cuando se ve y lee todo junto es aún más desconcertante. Y hace que me pregunte otra vez ¿tenemos lo que nos merecemos?

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  3. Formidable semblanza de un personaje y sus circunstancias (que vienen a ser las nuestras). Muy grande este puto Blog que me despista de mis obligaciones. Rectifico; muy grande este Blog inteligente y oportuno, ventana de opinión fresca y con criterio que nos ayuda a interpretar la realidad y sus cosicas y nos da la oportunidad de compartir ideas, reflexiones y pajicas mentales; y me distrae. Por cierto, llevo escuchando muchos años en la radio y tal los temas de Franky Country Machine y su banda, The Impresentables, y la verdad es que no me explico cómo pueden vender tantos discos aún. Son malos los cabrones... pero será que como tienen comprados los medios y las distribuidoras... hasta la mierda vende. (Dios mío, algunos días pienso en emigrar pero,... where? Estamos rodeados de cabrones y mezquinas Merckel´s, ni a Alemania se puede ir uno). No nos lo merecemos. Besicos y arrumacos.

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