sábado, 21 de septiembre de 2013

El Papa Peronista

Don Bergoglio nació en 1936 en Buenos Aires y tuvo tiempo de ver, con trece años, como alcanzaba el poder de la República Argentina Juan Domingo Perón, uno de esos personajes que nacen para convertirse en mito nacional. El coronel, tras hacerse cargo de la presidencia, disolvió los tres partidos políticos que lo habían arropado en la carrera presidencial y formó lo que terminó siendo el Partido Peronista, una expresión política que a veces era movimiento y otras partido, revestida desde sus orígenes, de retórica obrerista, nacionalista y con un fuerte componente populista y redentor que le permitió ir del fascismo blando al anticapitalismo gestual sin despeinarse. El Peronismo lo llenó todo con tanta elasticidad que sigue vivo en el siglo XXI con Cristina Fernández de Kirchner al mando de la revolución. Está expresión política se muestra hegemónica y todo parece pasar dentro como si no hubiera vida fuera del Justicialismo. Hace décadas que el Radicalismo no tiene relevancia más allá de la vida local y provincial. Hay derecha peronista e izquierda peronista y compiten entre si ajenas a otros desafíos ideológicos. El Papa Francisco, que vió con cuarenta años recién cumplidos como los militares del Teniente General Videla se hacían con el poder e implantaban una dictadura terrorífica, sabe todo esto y conoce los réditos que aporta sonreír a los de abajo, dar abrazos y besos, romper el protocolo, conducir un Renault 4, montar en metro o acordarse de los pobres cuando te enchufan una cámara; lo aprendió de Evita Perón y de Maradona.



¿Cuánto pesan las palabras? ¿ Cuánto manda un Papa? Sabemos que hay jerarquía y estructura, intuimos que hay lobbies, conspiraciones y secretos ¿Cuándo poder hay en la nube, en los despachos del Instituto para las Obras de Religión, bajo la cúpula de la Capilla Sixtina y en los reservados de algunos prostíbulos de Roma? ¿ Podrá un hombre solo enfrentarse a la corriente y a la inercia o se trata de demagogia y aspavientos? En países como España la Iglesia Católica es un superpoder ideológico, político, económico, educativo y mediático. 13 TV, La Cadena Cope, Moviemientos Neocatecumenales, ministros de la Obra y políticos supernumerarios. Universidades y miles de centros educativos. Editoriales. Publicaciones y millones de personas que asisten a las celebraciones todos los domingos. El último gobierno socialista sufrió la animadversión de la Conferencia Episcopal que le organizó protestas, una féroz crítica en sus medios de comunicación y hasta manifestaciones multitudinarias por las calles de Madrid pese a ver mejorada su financiación. Con el gobierno de la derecha la relación es mucho más fácil; esta situación responde al estado natural de las cosas y a lo que Dios quiere. Con el presidente Rajoy la religión volverá a ser evaluable, el Estado financiará colegios segregados, se amputará la ley del aborto y se comulgará con ruedas de molino si lo decide la Conferencia Episcopal o Kiko Argüelles. Ahora que sabemos que el Papa Francisco no es de derechas ¿Tendrá Monseñor Rouco Varela obleas suficientes para montarle una manifestación por separarse del camino y por preocuparse del sufrimiento de los pobres, los emigrantes, los gays y otras tonterías? Qué Dios nos pille confesados. Mono3

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