viernes, 10 de junio de 2011

G-O

Cuesta darse cuenta que no hay nadie que señale el camino. El proceso de reblandecimiento de las hegemonías se ha acelerado y nadie ejerce el liderazgo, lo advertía el periodista Lluís Bassets haciéndose eco de un concepto elaborado por Ian Brenner, director del Think Tank Euroasia Group, a propósito de la guerra/ conflicto o lo que sea que se libra en Libia. En estos momentos no hay nadie dispuesto liderar con contundencia ese conflicto, o el de Siria o el de Yemen etc. Con la búsqueda de respuestas a la crisis también hemos vivido cierta orfandad, ni el G- 8, ni el G- 20 , ni G-2 ( Chimerica) ni mucho menos le UE se han mostrado capaces de establecer una dirección razonable más allá de las viejas canciones del verano(reformas estructurales etc). Buscamos a los EEUU como en tantas veces anteriores y no encontramos a nadie. Ni siquiera la OTAN mantiene un discurso reconocible sin el papel preeminente de Barack Obama que sabe que ir a las elecciones participando en tres guerras pondría muy difícil su reelección. Francia y UK lo intentan en Libia, pero el papel de líderes de la coalición parece venirles grande. Las operaciones militares y los eufemismos se extienden y aún parece que siguen sin tener claro ni el cómo, ni el cuándo ni el hasta dónde, menuda empanada. La década 0010 ha adelgazado el peso de los liderazgos hasta cuestionar la existencia de muchos de ellos. La sustitución de mercancías sólidas por productos digitales ha terminado por afectar a la valoración de la producción más expuesta a esa económica sin sombra y volumen. En muchas facetas de la vida cultural vivimos esa situación de liderazgo cero que se da tanto en la escena internacional como en los ambientes económicos o en diferentes esferas del poder institucional. El mundo de la música llevaba ya una década flotando entre fragmentos, lleno de ideas pero incapaz de establecer ni siquiera una jerarquía contundente aceptada por los media y los consumidores. El “Nevermind” de Nirvana fue la última vez que un disco tuvo la capacidad de definir un momento histórico reconocible por todos al tiempo que su realidad solidad se traducía en copias vendidas. The Strokes tuvieron esa relevancia una década después con sus dos primeros discos y si bien sacudieron la esfera fashion y levantaron un canon nuevo con materiales de reciclaje no vieron su influencia traducida en millones de copias vendidas. Pensar hoy en el peso de propuestas como las de Animal Collective o incluso Arcade Fire es enfrentarse a la desaparición de la cosificación y el fetiche tan propia del siglo XX. Vivimos unos tiempos G-O, sin liderazgos ni una hoja de ruta que defina el futuro. En el mundo del arte los discursos sólidos parecen haberse desintegrado en paralelo a la reducción del sector de la industria cultural que vive el vértigo del salto a la desmaterialización. La inflación de mercancías virtuales sin valor de cambio y la proliferación de propuestas al alcance de un clic minimizan su influencia. Los programadores de conciertos son conscientes de que son casi siempre nombres del siglo pasado los que justifican el line up del escenario principal. Este vacío de discursos referenciales, de argumentos de autoridad con capacidad de influencia y de extinción de los cánones y las etiquetas que nos servían para las jerarquías y las clasificaciones ha cambiado el panorama. Los más jóvenes han renunciado incluso al respeto de la unidad de la obra y acumulan canciones sin esqueleto cronológico o conceptual. El panorama está terriblemente fragmentado y cuesta orientarse en la selva de etiquetas y propuestas. Si alguien busca conocer que ha ocurrido en el mundo del Pop en los últimos diez años que se haga con el último libro del periodista Pérez de Ziriza (El País Comunidad Valenciana , Mondo Sonoro), “Fragmentos de una década” ( Editorial Milenio, Lérida, 2011) donde deja constancia de el estado actual de efervescencia, confusión y ligereza del panorama de la música pop actual. El paisaje descrito es nuevo, confuso, excitante y parece compartir elementos comunes con el reparto de papeles que se está estableciendo en la escena internacional donde los liderazgos tradicionales ( USA, UE) se encogen mientras nuevos actores comienzan a ser referentes ( China, India, Brasil, Turquía, Irán…). Lideres globales y líderes regionales reelaboran las jerarquías de poder, las áreas de influencia, los niveles de responsabilidad y los objetivos. Se acabaron los hiperliderazgos hegemónicos y las músicas capaces de sintetizar toda una época. Bienvenidos al mundo G-O donde la multitud se confunde con el vacio. Mono3



6 comentarios:

  1. Acabo de leer en tu blog el artículo del viernes G-0, y no puedo estar más de acuerdo contigo, quienes dirigen realmente el "cotarro" permanecen ocultos, manejándos a su antojo (líderes políticos incluidos) como marionetas para conseguir sus oscuros propósitos, pero lo que realmente me ha impactado ha sido ORGULLO DE LO PÚBLICO y como funcionaria que cree en su trabajo y contínua haciéndolo cada día a pesar de Font de Mora y los suyos, a pesar de los ni-ni (qué te voy a contar), etc no puedo menos que darte las GRACIAS, por creer en nosostros, por defender nuestro trabajo y por abrir los ojos de los que nos miran con desconfianza y se alegran de nuestras bajadas de sueldo porque consideran que nos pagan demasiado por hacer NADA. Y no has podido encontrar mejor ejemplo del trabajo bien hecho, no puedo ni imaginarme la cantidad de horas que habrá supuesto la organización y realización del video conmemorativo de los 100 años del colegio público Cervantes. Lo mejor, la ILUSIÓN que se refleja en la cara de todos, alumnos y profes y que logran trasmitirnos. Isabel

    GRACIAS

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  2. De alguna manera, desde mi punto de vista, vivimos tiempos de resaca. No por haber bebido de más (qué también) sino, porque literalmente estamos como inmersos en un “movimiento en retroceso de las olas después de haber llegado a la orilla” (RAE). Podríamos decir que esas “olas” somos nosotros/as y todo lo que nos rodea: trabajo, política, arte, visión de las cosas, ... Parece como si todo está en proceso de reubicarse, en revolución, como una peonza antes de volver a las manos. En realidad creo que más que en una ola estamos metidos en una enorme lavadora con un centrifugado tan intensivo que no nos recupera ni “Micolor”. No, es broma, je, je (risas falsas). Saldremos reforzados, pero un poco mareados. Por cierto, recomiendo la entrevista a Paul Preston en la Ventana de la Ser el viernes 11. No por la lucidez de la entrevistadora, pero si por escuchar al historiador inglés en tan perfecto castellano arrojando luz sobre las tinieblas de la guerra civil española. Gracias. Cuidaros.

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  3. Me gusta mucho esa imagen de la lavadora, es precisamente ahí donde estamos, dando vueltas con miedo a que llegue el centrifugado. Al final del lavado nos han prometido más limpieza pero nos hará eso más felices. Yo mareada no me aguanto

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  4. Quizá el arte esté intentando crecer pero con los pies apoyados en la nada? así seguro que debe ser complicado.

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  5. Y yo me pregunto, ¿necesitamos liderazgos en elmundo del pop?, seguramente sí en cualquiera de las otras facetas que describes. pero por mi parte mientras sea capaz de emocionarme con una canción de 3 minutos poco me importará quien como y cuando la haya creado. Siempre consideré el rock como un gran recurso de divertimento capaz de provocar innumerables sensaciones incluso en la soledad de una habitación , por eso me dan igual las etiqutas, las modas y los liderazgos. Salud.

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  6. Yo también defiendo la canción frente a otros referentes, pero eso tu sabes que hay grupos que definen épocas y aceptar eso no implica que necesariamente te tengas que identificar con esos sonidos

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