domingo, 20 de mayo de 2012

La Estatua de la Libertad y el Planeta de los Simios

Decía Carlos Fuentes que estos tiempos son tan veloces que no tienen ni nombre

¿Qué quedará en nuestra memoria cuando todo esto pase? ¿ Qué fotos,imágenes, músicas, libros, películas y manifestaciones artísticas serán capaces de encapsular los aromas, los sonidos, las angustias y las pasiones de estos tiempos difíciles que nos han tocado vivir? ¿ Serán Pitbull y David Guetta los compositores de la banda sonora de la Gran Recesión, impondrán Lady Gaga y Rhianna su discurso soft erotic o al final triunfará la delicadeza de Beach House, la visión dislocada de The XX, la revisión eighties y pesimista de The Horrors o los himnos de capital de provincia de Artic Monkeys? Es tan difícil saber de que estarán tejidos los recuerdos de la Gran Recesión y quienes serán sus cronistas



Resulta imposible encontrar imágenes de las huelgas de los setenta, de peleas entre policías y manifestantes, de aquellos años de crisis en la industria pesada y del “Invierno del descontento” (1978-1979) sin recurrir a las músicas de The Clash y los Sex Pistols. Ocurre lo mismo con los recuerdos de la transición española que siempre llegan acompañados de himnos como “La Chica de Ayer”, “Horror en el Hipermercado”, “Enamorado de la moda juvenil” , “Groenlandia” o “Malos tiempos para la música”. De los ochenta, de aquel final de la Guerra Fría, del ascenso de los discursos neoliberales de Thatcher y Reagan y el papado de Karol Wojtila, de Gorbachov, Mandela y las enormes hombreras nos queda la poesía costumbrista de The Smiths, la elegancia obrera de The Style Council, el rimel de Robert Smith, el mesianismo de U2 y la explosión fluorescente del Acid House.



Es caprichoso comprobar como se imbrican las músicas con las imágenes color sepia y como se impone un discurso nostálgico y endulzado a debates, polémicas y polisemias presentes en su momento. La recuperación de los años noventa siempre vendrá acompañada de las imágenes de Bill Clinton y Toni Blair, de la rivalidad Microsfot-Apple, de la euforia WWW y de las burbujas de la Nueva Economía, del “Country House” y el “Boys and Girls” de Blur , del “Wonderwall” de Oasis y del “Hey Boy, Hey Girl” de los Chemical Brothers.



La caída de las Torres Gemelas, las columnas de humo, el desconcierto y los miles de trabajadores sucios de polvo que cruzan desorientados el puente que los aleja de la tragedia encontraron en Kid A o en el silencio de los cuerpos que caen desde las ventanas la música perfecta del gran atentado difundido en directo como la gran obra maestra de la hiper sensación global. Don Delillo, Johattan Safran Foe, Auster, Beigbeder, McEwan y otros muchos han intentado acercarse al vacío que provoca la Zona Cero en el skyline de Manhattan. El impacto fue tan brutal que aún se perciben sus consecuencias. Las ganas de superar el shock las pusieron The Strokes y White Stripes; los lamentos, la trascendencia hueca, los himnos abultados y el estribillo fácil Coldplay.



La explosión de las hipotecas locas, las sacudidas de la Gran Recesión y la crisis de la deuda en Europa han convertido a los premios Nóbel Paul Krugman y Joseph Stiliglitz en auténticas estrellas pop de la ciencia económica. Estos reconocidos profesores junto a otros valientes de relevancia local como Joaquín Estefania, José Luis San Pedro, Martín Seco o Vicenç Navarro, se han atrevido a enfrentarse con su análisis y sus columnas de opinión al discurso omnipresente y casi absoluto de la derecha, que ocupa las principales chancillerías de Eurolandia, potentes think tanks, las agencias de calificación, los organismos internacionales y los medias más leídos en la City y en Wall Street para cuestionar con sus artículos, libros e intervenciones, las políticas de recortes, perdida de derechos y austeridad porque, en su opinión, ahondan en la recesión y multiplican el sufrimiento. Si no hay estímulos no será sólo Grecia la que se quede sin oxigeno.



En los últimos años de la década 00 se abrieron grietas en el discurso estético dominante y por allí se coló cierto gusto por lo mínimo, mini shorts, y por el exceso y lo recargado como si el diseño buscara disimular los rigores de la crisis con la acumulación, la extravagancia, los dorados y las formas curvas. Los patrones abigarrados y un poco new romantic de John Galliano encontraron su replica inmediata en los escaparates de Gap, H&M, Inditex y en las raya de ojos pintada con exageración emo de las adolescentes. El papel pintado, las lámparas con muchas lágrimas y hasta los televisores con marcos dorados casi rococó se colaron en los hogares y bares de copas de medio mundo para pelearse con la simplicidad a veces triste y socialdemócrata de los muebles de diseño sueco. En la música, Pitchfork, RockdeLux y otros medios de referencia se esforzaron en presentar la mermelada sicodélica abigarrada y espesa de Animal Collective como la síntesis perfecta de la década de la desmaterialización y de la teórica desaparición de los centros de poder tradicionales. Con más confusión de referentes que fusión de ingredientes, la África inglesa apareció como la posible next big thing de la música popular. De repente, las percusiones y sonoridades afro se colaban tanto en la experimentación de la Bjork más despistada, en el lo-fi de The Dodos, en las ensoñaciones dream-pop de Atlas Sound, en el optimismo indie de mecha peinada y náuticos de Vampire Weekend, en el sustrato de los aclamados Colectivo Animal y sus ramificaciones, en el trabajo del hiperactivo Damon Albarn y sus intentos honestos por importar esas músicas sin una mirada colonial e incluso, en las canciones de estrellas nacionales emergentes como El Guincho o Extraperlo.



La irrupción en el 2011 del discurso norteamericano revisado y puesto al día de los Black Keys se suma al éxito la temporada anterior de los Fleet Foxes y reactiva cierta reordenación de focos de producción cultural y de referentes tradicionales que refuerzan la geografía del área euroamericana frente a los BRICS y otros emergentes. La entrada en campaña de Obama y la irrupción refrescante de Hollande con un discurso distinto en la escena internacional parece devolver cierta relevancia a la geopolítica tradicional en un año donde el gran Dominique A vuelve con toda su discografía remasterizada y puesta al día. Han pasado unos meses desde la llegada de los conservadores al poder en España y ya parece todo tan desgastado y color sepia que cuesta no buscar fuera las soluciones.



La historia es caprichosa, a Felipe González siempre le acompañaran los GAL y la corrupción de sus últimos años, a Aznar el intento de manipulación de los atentados del 11 de Marzo y la arrogancia de su segunda legislatura coronada con la intervención en la Guerra de Irak. A Zapatero no se le perdonará la ceguera en no ver lo que se nos veía encima y el posterior cambio de políticas. A Rato , unos meses en Bankia gestionados de manera desastrosa, han bastado para que todos nos demos cuenta de que a lo mejor no era tan listo como él y los suyos pensaban; más bien todo lo contrario. ¿Cómo recordará la historia a don Mariano Rajoy? Dicen que una de sus canciones favoritas es “La Chica de Ayer” de Nacha Pop ¿ Será para nosotros “La España de ayer” la metáfora de lo que teníamos y hemos perdido? El final de El Planeta de los Simios es desolador. La imagen de los trozos de la Estatua de la Libertad que advierten a Charlton Heston que siempre ha estado en Manahattan son fulminantes ¿Nos pasará a nosotros lo mismo con nuestra educación, sanidad, dependencia, cultura, televisión pública, y cohesión social cuando pase el festival de los recortes? ¿Conseguirán con esta política de clase convertir todo lo público en un negocio privado para sus colegas o les faltará tiempo y arrojo para completar la gran desamortización? ¿Qué canción terminará definiendo este periodo de la historia? “ Nossa, nossa, Assim nocé me mata, Ai seu te pego,ai ai se eu te pego. Mono3

Como no quiero dejar el cielo llenó de dudas me despido con el gran Curtis Meifield y un temazo de los que hace imposible no mover el pomelo.¿ Con qué músicas mueven el pomelo los líderes del People Party?




Sound

4 comentarios:

  1. Fantástico post. Cuando te pones, te pones. Felicidades!

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  2. ¿Con qué músicas mueven el pomelo los líderes del People Party? No lo dudes, sobre todo con el “Cancionero cristiano”. Temazos como “Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor”; “Tú nos muestras el camino”; “He visto florecer una semilla”; “Creo en ti, oh señor”; etc, Grandes clásicos populares de los tiempos de la Comunión. Bueno, eso principalmente los domingos. Saturday night is diferent: Un poquito de Paulina Rubio, unas notas de Shakira; Macaco, qué majo su “Lof is di only way”, y cómo no, el infumable Melendi. Pero esto lo acabamos oyendo todos/as, en las barracas de verano y eso. En la intimidad supongo que serán un poco más exquisitos. Yo qué se, Keane, Alejandro Sanz chicoparatodos, Manolo García y su mística nefrítica ...

    Bueno, yo qué sé. Que meneen el pomelo con lo que les de la gana, ¿no? A mi lo que me preocupa es esta puta crisis. Por cierto, ya lleva acuñada al menos dos apelativos impecables; “Gran Recesión” y “Gran Crisis”. Aunque para mí, ha sido, es y será “The Big Swindle”, la Gran Estafa.

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  3. Se te ha olvidado la afición en la Comunidad Valenciana a bailar " El Chocolatero" agarrados y sudorosos de alcohol mientras el más arriesgado hace el gilipollas delante de la fila. Será por lideres

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  4. Qué bueno, el puto paquito chocolatero... Me recuerdo a las fiestas de Moros y Cristianos, esos machotes de puro en mano tan agarraos, tan estupendos.
    PD Citaba a Alejandro Sanz en el comentario y hoy leo en El País que el muy ladino se casa por la iglesia y bautiza a su hijo Dylan (qué majo el nombre). Hay que joderse.Si yo no estaba equivocao...

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