viernes, 11 de enero de 2013

Bowie y las sorpresas emocionantes

David Bowie, 66 años Brixton, salió a comprar una pizza cerca del apartamento de lujo en el que vive en Nueva York y a los pocos minutos algunos medios sensacionalistas británicos dieron la voz de alarma: el Duque Blanco se moría, las fotos no mienten, aquel señor ya no era Ziggy Stuardust había envejecido tanto que parecía un elegante gentleman de cincuenta y muchos buscando su periódico. Han pasado unas cuentas semanas desde entonces y lo que tenemos es el anuncio de una super exposición en el Victoria and Alber Museum que se inaugura en marzo y que repasará medio siglo del cantante británico, su universo y sus cambios de piel. Además, sin que nadie lo esperara, se anuncia nuevo disco y, para que la sacudida fuera completa, acaba de aparecer una nueva canción que ha hecho enloquecer a la red y a los medios tradicionales. Qué tiempos más raros, si la realidad no da la corriente y la sensación no se corona trending topic la historia pierde su relevancia hasta desaparecer. Antes el bosque no dejaba ver los árboles ahora no sabemos que hay un bosque hasta que no arde.

Me gusta Bowie pero nunca ha sido fan. Reconozco que tiene discos increíbles como el Hunky Dory, Space Oddity o Low y que, incluso en sus decisiones más polémicas, siempre salvó la clase y la elegancia. El problema es que a mi siempre me han atraído más las cosas pequeñas y frágiles; los dogmas incontestables me producen distanciamiento. Una vez estuve a punto de verlo en directo en Wembley Arena pero me quedé sin tickets; en realidad nos vendían unos asientos detrás de una columna donde no se veía nada y pasamos. He de confesar que a quien yo quería ver entonces era a su telonero Morrissey del que el Duque acababa de hacer una versión. Hoy, si tuviera esa oportunidad, sería más rápido en hacerme con las entradas, más por verlo a él que por ver al de Manchester.

David Bowie regresa después de una década sin grabar y lo hace con una pregunta certera ¿ Dónde estamos ahora? - Where Are We Now?- Y lo repite mientras parece repasar sus recuerdos de Berlín que son los recuerdos de una Europa llena de heridas y cicatrices. Hay muchas formas de atravesar un desastre y nosotros seguimos en medio de la tormenta mientras los lobos se reparten las joyas. Cuando todo esto pase será el momento de hacer recuento. Entonces nos daremos cuenta de cuanto hemos perdido y cuanto nos han robado. Disfruten del regreso de uno de los clásicos de la música popular, la canción grabada junto al mago Tony Visconti es sensacional y las imágenes que la acompañan son tan evocadoras que arañan el corazón. Mono3


6 comentarios:

  1. me ha encantado este post....felicidades por el blog

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  2. Pues yo si soy fan de Bowie y además gracias por avisarme de la expo en V&A Museum, creo que estaré por Londres en esas fechas como cada año y además me encanta ese sitio!
    Veis.....sigo aprendiendo!

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  3. Que envidia por ser fan de Bowie y por poder ir a Londres pronto. Si vas tienes que disfrutar mucho

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  4. El tema es genial. El video clip, ni más ni menos, pura poesía. Porque, ¿Qué le pedimos a un video clip sino que sea fiel a la canción? Hay que tener mucho sentido del humor para dejarse retratar así. Posiblemente, éste es un tipo especial. Tanto como para que te organicen una exposición en el V&A, ¿no?
    Yo tampoco he sido fan de Bowie, pero sí tan sensible cómo para reconocerle algunas de las mejores canciones de la historia del POP. Muchos lo descubrieron con aquel The man who sold the world, del épico Unplugged de Nirvana. Vaya tema, vaya disco.

    Detengámonos en la canción. Desde el título y el protagonismo de Berlín. ¿Casualidad o intención subliminal?, ¿nada más que una puta canción pop o la reflexión de un tipo con sentido común?
    Me gusta pensar en un Bowie ligado a la realidad más mundana, que además de comprar los periódicos los lee y que es capaz de componer desde las tripas. Anyway, it’s a fucking good song.
    Ya veremos qué tal el álbum.

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  5. Joder tios, tias soys la hostia, mola mucho

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