sábado, 12 de noviembre de 2011

Asomarse al abismo

La diferencia de “La Gran Crisis” con otras series de culto como “Lost “, “Carnival” o incluso la seminal “ Twin Peaks” es que en ésta nosotros estamos dentro y en las otras estábamos al otro lado de la pantalla. Como integrantes del reparto que sufren las consecuencias de decisiones que nos son ajenas hemos aprendido que no tiene ninguna gracia que después de cuatro años de naufragio y casi cinco millones de parados los euroguionistas no tengan ni puta idea de cómo vamos a salir de esta.

Resulta una tragedia aceptar que todos los sueños de emancipación, desarrollo, justicia social, igualdad, libertad, fraternidad, solidaridad intergeneracional, trabajo digno, cultura asequible, sostenibilidad etc., que han formado parte del proyecto de emancipación europeo valen mucho menos que tener una deuda con la calificación triple A +.

Estaba claro que había llegado el momento de reformar el capitalismo, las practicas especulativas, la manera de actuar de las entidades financieras y los Hedge Funds. Incluso la Tasa Tobin se presentaba como una herramienta útil a tener en cuenta. Gordon Brown se erigió como el gran gurú de aquella reunión del G-20 de 2009 celebrada en Londres tras la que Zapatero lanzó el Plan E y Camps el Plan Confianza. Había dinero para comprar coches y para reformas en las casa. Otro capitalismo era posible en la vieja Europa y Keynes volvía para corregir los desmanes de veinte años de excesos neoliberales ¿Significaban aquellas medidas el fin de la hegemonía conservadora en la Eurozona? ¿Volvía a tener Gordón Brown posibilidades de disputar la presidencia del gobierno a un David Cameron que se acababa de frenar en las encuestas?

En la reunión de presidentes de la UE del día 9 de Mayo de 2010 el premier español, que hasta entonces había mostrado confianza en las posibilidades de su país para salir adelante, fue obligado a asomarse al abismo de la intervención y la suspensión de pagos. Aquello lo dejó petrificado de miedo y el frío del aire acondicionado se le pegó a los huesos sin piedad. Angela, aprovechando el estado de shock del mandatario español, le exigió un recorte de 30.000 millones de euros. Al final Jose Luis se acordó de su padre y de los inviernos fríos de León y apretó los puños, intentó sobreponerse a los mareos, a la sensación de ahogo y a la insistencia desesperada de algunos de los socios y se comprometió a recortar la mitad, 15.000 millones. -“Cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste”- dijo después con gesto serio y avejentado. Ese día Zapatero evitó la segura intervención de los organismos internacionales y perdió las elecciones del 20 de Noviembre del 2011 que aún no había ni soñado. El PP, que tiene el patriotismo en su ADN, no apoyó las medidas pese a las presiones de sus socios europeos. Eran muy conscientes de que aprobar los recortes en el parlamento era una urgencia nacional para evitar una explosión nuclear en la eurozona de consecuencias planetarias pero aquellos que fueron capaces de enrolarse en una guerra con mentiras, repatriar los cadáveres de sus militares muertos en el Yack 42 sin preocuparse mucho de sus identificaciones y de ignorar durante años a los familiares de las victimas del mayor accidente de metro de España no iban a desperdiciar la oportunidad de asegurarse la mayoría absoluta en las siguientes elecciones.

En Grecia si te llamas Zeus estás condenado a ser un Dios del Olimpo y si te llamas Papandreu tu destino inexorable es ser presidente de la República. La derecha helena falseo las cuentas y llevó al país a la banca rota con la ayuda de grandes organismos internacionales y la comprensión de las autoridades europeas que dieron por buena una contabilidad más falsa que los billetes del Monopoly. La deuda griega se convirtió en la gran amenaza de Eurolandia y Papandreu en el hombre elegido para sacar al país de la catástrofe económica. Los griegos pensaban que habían elegido un presidente y descubrieron que ese hombre alto, egregio y con bigote de galán mexicano (Boris Izaguirre dixit) sólo era capaz de aplicar la motosierra para reducir gastos. La gente protestaba casi a diario y el gobierno apretaba mientras Alemania ofrecía ayuda europea si Grecia pagaba una factura imposible. Recortes y sacrificios, despidos y rebajas de sueldo, parálisis de la economía, empobrecimiento y más protestas. En un momento de lucidez el presidente se planteo la posibilidad de preguntar a sus compatriotas qué hacer. La sola mención del referéndum abrió una brecha insalvable ante sus píes. Papandreu vio el abismo y despareció. Pocas horas después un hombre de Goldman Sachs se convertía en el nuevo presidente de Grecia, designado para dirigir un gobierno de concentración nacional sin necesidad de elecciones ni tonterías de por medio. El nuevo hombre fuerte tiene como misión seguir con los recortes, las privatizaciones y los sacrificios que ni Zeus ni mucho menos la Demos ( el pueblo) o el presidente Papandreu tenían derecho a cuestionar.

José Socrates es alto y bien parecido, sabe combinar sus trajes azul marino con sus camisas ralladas y sus corbatas rojas. Con él de presidente de Portugal los socialista habían conseguido al hombre que los iba alejar de la Saudade, del retraso y de la melancolía. Moirinho, Ronaldo, Rodrigo Leo, Madredeus, The Gift, la arquitectura de Souto de Moura, El banco Espirito Santo, el AVE con España, los festivales de Oporto y Paredes de Coura perecían afianzar esa tendencia hacia la modernidad y el progreso que destilaba su atractivo presidente cuando, de repente, estalló la crisis. El hombre elegante que parecía que se había escapado de un anunció de Nespresso se sintió sólo. La derecha se negó a votar unos presupuestos restrictivos y forzó la intervención del FMI. Los recortes, las bajadas de sueldo y los despidos cayeron de golpe sobre Portugal. La alegría voló y los fados de perdidas y emigrantes volvieron a sonar en los barrios de las ciudades atlánticas mezclados con el olor del pescado frito. Pocas semanas después la derecha, que no quiso evitar la intervención del FMI, ganaba las elecciones con la promesa de devolver al país luso a la senda del crecimiento. Han pasado ya seis meses, los recortes y las consecuencias de la crisis son cada vez más evidentes y no se vislumbra ningún atisbo de recuperación en el horizonte.

Silvio siempre fue un soñador, el vaivén del barco, el ruido de las olas, el vino en la sangre “Sapore di sale, Sapore di mare”. Il Cavaliere siempre supo que era un hombre extraordinario, único, seductor, simpático, cortes , gentil y valiente, sobre todo valiente. Se necesita ser muy hombre para llegar a ser el empresario más rico del país y el político que más tiempo ha ostentado la jefatura de gobierno en la Italia posterior a la Segunda Guerra Mundial y todo eso a pesar de los jueces, la prensa de la siniestra y los envidiosos. Desde los tiempos en que era cantante de crucero hasta la semana pasada siempre se sintió un intocable. Como empresario de la construcción aprendió que la crisis es siempre una oportunidad para ganar dinero si no te arrugas. A él no le daba miedo ni la mafia, ni la Iglesia, ni la ley, ni el paso del tiempo. Le sobraban cojones para enfrentarse hasta a la vejez inexorable con sus implantes de pelo y el hilo de oro que le estira la cara. A sus setenta y cinco años las sigue volviendo locas, especialmente a las jovencitas de culo prieto y tetas de punta. Habían intentado acabar con él muchas veces, en las urnas, en los juzgados, con un divorcio y hasta con campañas internacionales de desprestigio como las lanzadas por el grupo Prisa y por el todopoderoso Rupert Murdoch pero allí seguía él dispuesto a dirigir a Italia como siempre había hecho y con un nuevo disco de canciones napolitanas a punto de salir a la venta. Los restaurantes más exclusivos de Roma seguían sin mesas libres y en las tiendas de Armani, Hermes, Gucci situadas en la Via Montenapoleone, en las joyerías de Vía Monzani y en las tiendas exclusivas del resto del Quadrilátero d´oro la vida seguía embellecida por el lujo y ajena a las malas noticias y a los peores augurios. El hombre más valiente del mundo hizo oídos sordos a todas las recomendaciones que le reclamaban austeridad y se concentró en dar los últimos retoques a su segundo disco. La semana pasada la prima de riesgo italiana sobrevoló los cuatrocientos puntos y se abrió el abismo ante sus pies. La suspensión de pagos de la séptima economía del mundo provocaría un impacto mundial ventitantas veces superior a Lehman Brothers y aquello no se podía tolerar. Derrotado, traicionado, enfurecido y roto aceptó a regañadientes su dimisión a cambio de ver aprobado el plan de austeridad que le venia impuesto por las autoridades europeas y el FMI. El jueves, mientras se votaba el plan de recortes en la cámara baja se acordó de sus días en el barco cuando cantaba “ Sapore di sale, Sapore di mare”. Tampoco comprendió entonces que hay cosas que una vez que se pierden ya no se pueden recuperar ni con dinero.

Saber decir adiós es todo un arte, mientras Berlusconi sigue con la pataleta para evitar su final político, el grupo de Athens REM nos deja una canción de despedida tras su disolución que te enciende el alma, un impresionante medio tiempo con guiños de Bach Bacharach que sirve para reivindicar la grandeza de un grupo necesario tanto ética como estéticamente. Con este aroma de nostalgia y perdida nos recuerda Michael Stipe and Cia que todos volvemos al lugar a donde pertenecemos.mono3



2 comentarios:

  1. Me entristece ver que vamos irremisiblemente hacia años de recortes de derechos, sueldos, ... VIDA.
    Siempre nos quedará la música y la lectura para consolarnos, o nos prohibirán esos pequeños lujos que tenemos los pobres?

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  2. Lujo es poder leer a este tipo...

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