Elecciones, Huelga, Manifestaciones, Presupuestos y la vuelta del Madchester Sound

“Democratizar la Democracia” pedía con una pintada el artista alicantino Daniel García Andujar en el encuentro artístico Periféries (Valencia, 23 y 24 de marzo de 2012) en la semana de la huelga general explicitando una de las necesidades urgentes frente a despotismos, tutelas, financiaciones irregulares, opacidad en los funcionamientos institucionales, en las contrataciones y en los objetivos de las medidas adoptadas. Termina otra semana que vivimos peligrosamente con otro atracón de hiperrealidad. Después de las elecciones andaluzas y asturianas, de la huelga general y de las manifestaciones más multitudinarias de los últimos años el gobierno anunció otra insoportable batería de recortes que continua la tarea de deconstrucción del Estado del Bienestar.



Los mismos que se reían de la inutilidad del anterior presidente del gobierno, siguen ajenos al desaliento con sus políticas de despidos de trabajadores públicos y la eliminación de servicios del Estado o el encarecimiento de estos. A punto de entrar en recesión, con el desempleo cada vez más desatado y con una renovada agenda de recortes y despidos, el gobierno de David Cameron se ha atrevido a anunciar por boca de su ministro de economía George Osborne la bajada de impuestos a los más ricos al tiempo que anunciaba una subida del IVA de los alimentos más populares. Reducir la deuda y el tamaño del Estado es la primera prioridad para esta derecha elitista y poco compasiva. Los sacrificios “eventually” traerán la prosperidad; este es el estribillo que más suena en Eurolandia. Creo que era Galbraith quien dijo que todo economía termina creciendo pero añadía también que en cien años todos estaremos muertos.



Ya tenemos presupuestos generales y la poda en educación, sanidad, dependencia, cultura, integración, obras públicas etc incrementa las desigualdades sociales y se puede llevar más de medio millón de puestos de trabajo por delante. Cómo son un gobierno muy de derechas no tienen problemas en recortar en servicios esenciales, ellos tienen seguro médico y el colegio inglés de los niños les cuesta una pasta. Los mismos que suspenden la extensión de la dependencia y ahondan en la senda de los recortes se olvidan de rebajar la aportación del Estado a la Iglesia, mantienen casi intacto el presupuesto militar, se niegan a un impuesto para los millonarios y se atreven a proponer el perdón para los que se han olvidado de sus compromisos fiscales. A estos delincuentes les anuncian una sustancial rebaja de sus obligaciones y el perdón de los pecados si regularizan su situación. El ministro de Hacienda da por buena la calderilla de 2500 millones de euros si afloran 25000. En vez de perseguir el fraude fiscal, la economía sumergida y la evasión de capitales contratando a más inspectores, congela su número y suplica a los millonarios que paguen un poquito porque la cosa esta muy mal. Rebajar impuestos, perdonar sanciones y poner cara de estreñimiento ante el anuncio de nuevos sacrificios es parte del discurso conservador de moda ¿Por qué son tan considerados con los que tienen dinero?



“Los tiempos están cambiando" y este verano llega Bob Dylan al FIB de Benicassim para recordarlo en una edición que también recupera a The Stone Roses y New Order en un homenaje al Manchester de finales de los ochenta. Casualidad o reflejo de los tiempos que corren, resulta llamativo ver la cartelera de conciertos de las islas y encontrarse on tour a los Happy Mondays con varios sold out acompañados de los Inspiral Carpets. También han vuelto The Farm para recuperar su “Spartacus”, e incluso Real People se han atrevido a volver a los escenarios cuando ni entonces ni ahora despertaron mucho entusiasmo. Fue a finales de los ochenta, después de aquel segundo verano del amor del Acid House, cuando Manchester fue capaz de aglutinar un montón de bandas que se atrevían a combatir la desolación de esas áreas golpeadas por la crisis de la industria tradicional con un discurso que combinaba con desparpajo el pop, la psicodelia, la dance music, la diversión, las pastillas, los dolores de estomago y la vocación de hedonismo “ working class”. Ocurrió todo unos minutos antes de que las sucesivas burbujas económicas de los noventa y los 00 acabaran por hacernos creer que todos éramos clase media porque los bancos nos daban prestamos.



El martes conoceremos pormenorizados que nuevos destrozos le esperan a nuestro precario, enfadado y agredido welfare state con el mal rollo de saber que el demonio se esconde en los detalles.Que no nos engañen con el hay que hacer lo que hay que hacer porque entre privatizar, despedir, eliminar servicios, dilatar listas de espera, aumentar ratios en las clases y hacer que los que más ganan paguen lo que le corresponde hay un abismo sustancial. Democratizar la democracia parece más que un programa ético y estético toda una necesidad fundamental si queremos recuperar algo de justicia social; los nuestros deberían tomar nota. Mono3