domingo, 14 de julio de 2013

¡ Viva Benicàssim!

Recuerdo la emoción y la ansiedad de lo nuevo cuando entramos al velódromo, llevábamos desde primera hora del día dando vuelta por el camping de la organización, que era un secarral sin una maldita sombra y no dábamos con los amigos que habían llegado la noche anterior. La pandilla se había ido a la playa bien temprano huyendo de un sol insoportable y aún faltaban años para que tuviéramos móviles. Cuando dimos con ellos, más allá del medio día, el sol se había colado en nuestro cerebro y teníamos la piel enrojecida. Sin demorarnos mucho, salimos pitando rumbo al Camping Bonterra que nos ofrecía unas condiciones infinitamente más habitables.




Era media tarde, el sol se escondía detrás de los edificios y entramos al velódromo acelerando el paso Australian Blonde tocaba Seaside; nuestra felicidad era infinita y nuestra juventud,vestida con un jersey a rallas, unos vaqueros y unas Adidas, eterna. La banda de Gijón sonaban fantástica chup chup churu chup chup chup chup chup chu, detrás vendrían Gene con un disco de debut extraordinario y aun quedaban The Pastel, Ride y The Charlatans; casi nada. Nos sentíamos tan contentos que parecía irreal que estuviéramos viviendo todo aquello y además estaba esa sensación inesperada de formar parte de algo relevante, éramos cinco mil, seis mil, siete mil, éramos los que éramos los indies que íbamos a conseguir con nuestro entusiasmo, nuestra voluntad y nuestra dedicación que se consolidara toda aquella revolución Super Ocho de la que procede mucho de lo más relevante ocurrido en el mundo de la cultura en el último cuarto de siglo en España.



Acabábamos de pedir los cubatas cuando explotó la tormenta, Urusei Yatsura tocaban enloquecidos y el agua desbordaba nuestros vasos. El aire se agitaba a latigazos y de repente se descolgó el escenario y quedó milagrosamente a un metro del suelo ¡ Qué susto! Nos fuimos a un pub del pueblo a refugiarnos de la tormenta. En un momento nos habíamos quedado sin Luna, sin Blur, sin Pavement y sin festival y tocaba consolarse. El garito estaba medio vacío y nos pudimos hasta sentar, al poco aparecieron un grupo de chavales tan indies como nosotros, entre ellos iban J y Floren. Se les veía contentos y ajenos a la confirmación de que todo había terminado y al rato se animaron a pinchar. La ropa se fue secando,entramos en calor, volvieron las risas y las cervezas hicieron el resto. Sorprendentemente fue una gran noche, eramos indestructibles.



En los últimos meses no han faltado artículos más o menos certeros donde se analizaba el declive del que fue el gran festival de música pop española. Después de casi 15 años sin faltar a la cita castellonense dejamos de ir sin dramas y sin nostalgias. De repente se había vuelto irrelevante lo que en otro tiempo había sido uno de los acontecimientos de nuestra vida. La última vez que estuve, fue en el 2010 en la edición del sábado : The Clientele, The Cribs, PIL, The Specials, Bigott pero también The Prodigy, Ash, Ian Brown y otras propuestas de relevancia discutible o excesivamente repetidas. No había carpas en los escenarios secundarios y se notaba en mil detalles que la vocación hipermercantil podía tragarse el alma de la cita hasta rebajarlo a la categoría de festival- zombi.



El próximo jueves se levanta el telón de la edición más difícil, espero que todo vaya bien y encuentren las fuerzas suficientes para reconducir una evento que ya no tienen la relevancia que tuvo pero que sigue ocupando una parte significativa de nuestra educación sentimental. No está escrito que no se pueda enderezar el rumbo y se vuelva a sintonizar con estos tiempos tan fluidos. Igual parte de la solución pasa por recuperar todo lo que se había hecho bien. Somos muchos los que estamos esperando una buena escusa para volver al Festival de Benicassim, a lo mejor, la próxima vez, hasta se viene mi hija con nosotros. Mono3


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