domingo, 21 de noviembre de 2010

Rave On

El pasado 30 de Octubre a las siete de la tarde arrancaba en el West End , West Central Street, The Squat Monster´s Ball organizado por el colectivo Scumoween - the biggest fucking rave to hit central London-. Todo un fin de semana de baile y hedonismo en un espacio que tenía las dimensiones de un hangar para aviones. Twitter , facebook y los SMS consiguieron movilizar a miles de jóvenes. Para cuando la policía quiso actuar la mayor rave ilegal en años ya estaba en marcha y tan sólo pudieron acordonar la zona para impedir que más jóvenes se unieran a la fiesta. Desde 1988 y los años gloriosos del segundo verano del amor no se había visto nada igual en el Reino Unido. ¿Vuelve Smaily? Pese a la laca y las hombreras gigantes aquellos fueron tiempos duros; ni Spandau Ballet, ni Duran Duran, ni Madonna. ni Michael Jackson, ni los puenteos de Mark Knopfler que emitía la MTV tenían mucho que ver con la realidad. Franky Goes to Hollywood preguntaba en Relax cuándo te vas a correr mientras, en las zonas del centro y del norte vinculadas a la Revolución Industrial, las huelgas desesperadas de los obreros eran el último intento por aferrarse a una forma de vida condenada al cierre y el desahucio por el neoliberlismo sin complejos de Margaret Thatcher y su bolso de mano. Al final ganó Maggy y perdieron los Full Monty , el padre y el hermano de Billy Elliot y los personajes de Ken Loach. Sin que estuviera previsto, a partir de 1988 se destapó una revolución subterránea ajena al guión de los media, un potente movimiento underground que comenzó a ocupar espacios abandonados y a organizar fiestas house y más tarde techno. Detrás de estas acciones había algo más que las ganas de pasárselo bien, era una crítica directa al abandono de los espacios urbanos que se combinaban con la especulación inmobiliaria y unos precios estratosféricos. De repente, los jóvenes más activos habían subvertido las normas del negocio del entretenimiento y el mismo concepto de la participación ciudadana. Reclamar las calles y olvidar el beneficio económico como primer motor de cualquier empresa. Una rave era otra cosa y por eso las autoridades terminaron acotando su radio de acción y el mercado reconduciendo la situación hacia una ortodoxia de intercambio de mercancías por dinero. En lo estrictamente musical fue todo una revolución que trasformó la música popular como la habíamos entendido en el último medio siglo. Adiós al grupo como elemento central de la ceremonia. La música y la multitud eran los únicos protagonistas. En los noventa todo se acabó. La economía despegó, los clubs recuperaron su capacidad para organizar el ocio nocturno y las fiestas rave, expulsadas de los centros urbanos y perseguidas, se convirtieron en acontecimientos marginales y sin atracción. Ahora son otros tiempos pero han vuelto los conservadores al poder con ánimo de transformar las bases de compensación social que han presidido la vida del Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial. La semana pasada tuvimos la primera huelga por razones económicas desde mitad de los ochenta. Si faltaba algo para adornar la nostalgia una rave gigantesca ponía patas arriba todo un fin de semana el centro de Londres. ¿Es todo casualidad o será una tendencia? Estaremos atentos.Mono3

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