sábado, 23 de marzo de 2013

Las canciones de la Revolución de los Colores

The People´s Songs es el excelente programa que dirige en la BBC Radio 2 Stuart Maconie; cada semana el periodista de Lancashire repasa distintos aspectos de la historia reciente de Gran Bretaña. En Las Canciones de la Gente los testimonios de los oyentes son parte central pues con ellos se consigue tejer una visión amplia, variada y rica de la transcendencia de la música en el momento histórico en el que fue creada y en la vida de los participantes. El programa de esta semana, aun disponible en su página Web, lleva por título Smalltown Boy y analiza la evolución de la homosexualidad en la sociedad y en la música pop británica desde mediados de los cincuenta. De la marginalidad de los aseos públicos de Piccadilly Circus y de las leyes que sancionaban los comportamientos homosexuales a la aprobación el pasado febrero de la propuesta de legalización del matrimonio homosexual en la Cámara de los Comunes a petición del presidente conservador David Cameron; el camino recorrido ha sido enorme y las luchas y los sufrimientos de los afectados un mar imposibles de medir.
Escuchar los testimonios de personas que descubrieron su sexualidad distinta en los años cincuenta y sesenta ayuda a darse cuenta de lo terrible que fue para ellas saberse diferentes y con una manera de sentir que no era tolerada ni por la sociedad ni por las leyes. Ocultarse, fingir, disimular y sufrir eran las únicas opciones. En aquellos tiempos en blanco y negro no había Gays y Lesbianas tan sólo maricones y tortilleras expuestos siempre al desprecio y la incomprensión general. Si para los hombres la situación era horrible para las mujeres todo era aún mucho peor. La memoria es un material endeble; cualquiera diría que toda esta historia ocurrió hace mucho tiempo pero fue en 1967, tras casi veinte años de debate público, cuando se consiguió la despenalización parcial de la homosexualidad en el Reino Unido.



El mundo del Pop, el arte, el teatro, el cine, las peluquerías, el corte y confección resultaron lugares más permisivos para los amaneramientos y las ambigüedades. Durante los setenta la Disco Music y el Glam dejaron entrever la existencia de otros comportamientos sexuales posibles. El Punk ignoró las problemáticas de genero y tuvimos que esperar a los primeros ochenta para que arrancara el combate definitivo; de la mano de Bronski Beat, más tarde Communards, Pet Shop Boys, The Smiths, Culture Club, Franky Goes To Hollywood y otros valientes las temáticas y reivindicaciones de la realidad homosexual alcanzaron lo más alto de las listas de venta. Escuchando a los oyentes del programa se da uno cuenta de lo importantes que fueron algunas canciones a la hora de dar consuelo, comprensión, fuerza y energía.
La irrupción del SIDA sumó toneladas de miedo a los prejuicios ya existentes. Se me encoge el alma al escuchar la angustia, la tristeza, la asfixia, la frustración, la desesperanza de los chicos y chicas de principios de los ochenta que vivían en pequeñas ciudades de provincias. Era tan difícil respirar que muchas veces se acaba el oxigeno y la familia, en vez de apoyar, cerraba la ventana. Que terrible.



La lucha por la igualdad de derechos y por la normalización de las relaciones sexuales y sentimentales diversas contó en los noventa con la ayuda de bandas como Suede, Nirvana, Manic Street Preachers o los Blur de Boys and Girls que combatieron la homofobia y celebraron los distintos caminos de la sexualidad desde la orilla straight, eso ayudó a normalizar la situación más allá de los gay clubs y de los gettos rosa. Es cierto que no todos remaron en la misma dirección, por ahí andan las deleznables declaraciones de Shaun Ryder y de su compadre Bez despreciando a los homosexuales y santificando los coños por encima de todo. Es obvio que lleva mucho tiempo arrinconar el hooliganismo futbolístico, el machismo ceporro, las cosas como deben ser y toda esa bazofia de lo que es natural, las peras y las manzanas.
Desde el mundo de las listas de exíto no faltaron los que intentaron vivir su sexualidad sin esconderse cono Elton John, Boy George o Marc Almond. Al rubio de Wham, a George Michael, lo pillaron en unos aseos públicos en un parque en Beverly Hill en el 2007 y no le quedó más remedio que confesar su homosexualidad ante el ataque feroz de la prensa sensacionalista que a punto estuvo de acabar con el literalmente.



Cuando se hace repaso de vencedores, vencidos, de héroes y villanos no podemos olvidarnos del coraje de Madonna que se atrevió con todos y con todo por defender la sexualidad variable y en technicolor. La batalla estaba lejos de estar ganada, el SIDA había inflado el miedo a lo diferente y el repliegue neoconservador promocionaba musculatura, punteos de guitarra Dire Straits, sobredosis de laca Bon Jovi, super virilidad redundante del macho Alex Rose y sus Gun N ´Roses, o la normalidad de la gente corriente modelo Phil Collins etc. La música disco volvió al ghetto despojada de cualquier barniz de calidad. Después del subidón de Saturday Night Fever llegó la ortodoxia conservadora de Grease y tuvimos que esperar el advenimiento del Acid House para mover el pomelo desinhibidos. Los bromas sobre Village People y su condicción sexual puestos una en cima de otra taparían la Luna.



Ahora que todo se hunde y nada parece haberse hecho bien, es todo un orgullo vivir en un país que ha conseguido; gracias a las luchas y los sufrimientos de muchas personas y frente a la oposición de grupos de poder muy importantes como la jerarquía católica, el rechazo del Partido Popular y parte de la sociedad; disfrutar de una ley que reconoce que TODOS y TODAS tenemos derecho a formar una familia, sin exclusiones ni discriminaciones ¡¡ VIVA EL AMOR Y LA REVOLUCIÓN DE LOS COLORES!! Mono3


1 comentario:

  1. Grandísima reflexión! Merece la pena siempre leer tu blog :-)

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