viernes, 29 de abril de 2011

Berlín la capital equivocada.

Con la Abadía de Westminster convertida en ombligo mediático del mundo, a mi cabeza caprichosa le da por jugar con los recuerdos ajenos de una ciudad que tardaría muchos años en visitar. Son fotogramas en blanco y negro manchados de nieve y barro que hablan de una Europa enfrentada y partida por un muro que es la metáfora de los fracasos del siglo XX. Berlín siempre fue la capital equivocada, ciudad pobre de un país rico a ochenta kilómetros de Polonia, demasiado al norte y muy lejos del sur prospero y dinámico. La guerra se llevó por delante tres cuartas partes de un paisaje urbano que nunca pudo competir con la belleza de Viena y la magia de París. Hasta Hitler, aquel frustrado estudiante de Bellas Artes, pasó sus últimos días de hundimiento encerrado en el bunker jugando con la maqueta de lo que sería Germania, un plan de transformación urbana similar al llevado a cabo por Nerón y que debía parir la nueva capital del Reich sobre las cenizas de la capital prusiana. La Postguerra fue larga y después de los Beatles volvieron las nubes. El desempleo, la crisis y las necesidades de reconversión acabaron con el optimismo de la década prodigiosa. La heroína hacía estragos entre los despistados y lo de ser realista y pedir lo imposible se puso serio, la muerte de Aldo Moro dejó claro que el juego había terminado. A los de Baden Meinhoff la utopía socialista se les fue de las manos mientras la extrema derecha y la parte más tenebrosa de las fuerzas de seguridad se sumaban a la fiesta con muchos silencios y algunos asesinatos. Adiós a las canciones felices, llegaba la decadencia que precedía a los escupitajos. David Bowie eligió Berlín para soñar “ Low”, “ Heroes” y “ Lodger” junto a Brian Eno y Tony Visconty. Aunque sólo “ Heroes” fue grabado en la capital alemana, aquella era su trilogía Berlinesa, la respuesta del Duke a lo que Kraftwerk, Can, Neu y otros héroes de la escena Kraut estaban provocando en la música popular. También el Lou Reed más crepuscular encontró en Berlín inspiración para su disco más triste y genial. Grabado en 1972 aquellas historia de dos yonquis que intentan sobrevivir en la ciudad alemana no fue muy bien recibida por sus seguidores, especialmente en los EEUU donde alcanzó un modesto 95 en las listas. Hoy no hay duda de que Berlin es uno de los grandes discos de la historia de la música popular. Hay cosas que no pueden pasar y a veces pasan, con los noventa se acabo la guerra fría, cayó el muro, se produjo la reunificación y decretamos el triunfo del capitalismo y el fin de la historia. El heavy se hizo empalagoso y el tecno un producto de consumo para las masas. Las casas eran baratas y abundantes en el este ex-socialista y el paro juvenil superaba el 20 %. Desde el gobierno se impulsó la construcción de edificios de autor para estar a la altura de una capital europea. Más allá de Alexanderplatz el este okupado y feliz vivía la paradoja de ser la capital pobre de la Alemania rica. Los tiempos están cambiando y hasta los ángeles de la columna de la diosa NIke en el Tiergartten andan preocupados. No se trata otra vez de un ángel enamorado, la cosa es menos romántica y mucho más preocupante. Cada vez son más los interesados en instalarse en la capital alemana, los precios de los inmuebles no han parado de subir y ya han desaparecidos varios edificios míticos del Berlín contracultural y alternativo de los noventa convertidos en centros comerciales y oficinas. A veces el éxito puede arrasar lo que el fracaso sólo pudo arañar.Linda Love

2 comentarios:

  1. Me parece alucinante el montaje que han hecho a partir de las imágenes de la película de Wim Wenders. El video de U2, aunque también es del director aleman, no estaba disponible para insertar en el blog

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  2. Estaría bien que todos tuviéramos un ángel ;-)

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